ANÁLISIS DE LAS INVERSIONES FUTURAS
Las oportunidades de negocio que se nos abren en el día a día son diferentes entre sí en cuanto al riesgo que implican. Entre más riesgo conlleven, mayor debe ser la precaución y más cuidadoso debe ser el estudio que precede a una toma de decisiones al respecto.
La virtud que se asocia directamente con esta cuidado es la prudencia. Hemos de practicar esta virtud en todas nuestras decisiones. Ser prudente no significa no actuar o ser lento en la decisiones. A veces la prudencia exige actuar con prontitud para evitar riesgos o pérdidas innecesarios. La virtud de la prudencia exige: pedir consejo, estar enterado del entorno en que se toma la decisión y ser firme en la decisión tomada.
Debemos mantener un control de registro, uso y mantenimiento de los equipos y materiales que están a nuestro servicio. Como administradores de bienes de terceros, este principio constituye un deber ético.